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Eligiendo una canción...


24 de septiembre de 2007


Matito dice:

PRIMERO:

Hablar de un artista es difícil, partiendo de la base que el periodismo de rock es el género menos objetivo dentro del periodismo (y no me voy a meter con la paradoja de la existencia o no de la objetividad dentro de un escrito, que es una falacia por antonomasia). Por eso, al referirse a un artista entran en juego muchos elementos pequeños que condicionan a quien escribe, que lo aboca a una mera reflexión de los gustos. Por ejemplo, pueden hablar maravillas del punk rock y asumo que existen obras mayores dentro de ese nicho musical, sin embargo no he encontrado una canción que me guste.

SEGUNDO:

Sobre gustos hay miles de páginas escritas, el periodismo de rock es un gran aglomerado de opiniones paridas desde el gusto propio del periodista, el periodismo de espectáculos (en especial la crítica de cine y teatro) esta empapada del gusto del ojo observador, así como el periodismo cultural. Así que la frase “sobre gustos no hay nada escritos” puede dejar de circular de una buena vez.

TERCERO:

Encaramos este post con la idea de reseñar un tema. Solo uno, lo cual en primera instancia puede parecer sencillo. Contaré una intimidad: en mi cuarto hay alrededor de doscientos compacts de música, sumados a la misma totalidad que hay en mi carpeta de piratería musical, suman por lo menos cuatrocientos discos. Calculando un promedio de doce temas por disco llegamos a un total de cuatro mil ochocientos temas, sin contar con todos los que son discos dobles, o la colección de discos de jazz, que superan en su amplia mayoría los veinte temas por cd.

A mi se me hizo difícil la selección.

CUARTO:

Descocado, angustiado por la búsqueda, repasé en mi mp3 las canciones selectas para acompañarme a diario, con la franca confianza que allí residía mi respuesta. Pero no, no fue así. Las ochenta y pico canciones me gustan mucho, no lo puedo negar, pero no tienen esa nota que resuena en mi alma, no está eso que me emociona.

Hasta que, escuchando un disco que jamás hubiese considerado como una primera opción (o como una opción simplemente) llego la respuesta.

QUINTO:

Jack Johnson tiene una vida envidiable. Vive de su música en un país tropical, escribe para su hijo, hace canciones dulces que no molestan a nadie y practica surf. Lo que se dice, una existencia sin sobresaltos. Sin embargo escribió una canción que me tocó el alma. Se llama “Cupid”, del disco “On and On”, y dura solo un minuto con cinco segundos. Solo guitarra y Jack, letra y significación, canción y oyente. Tiene urgencia pese a que no levanta jamás el tono de voz, es una canción de reclamo, es una maravillosa obra que nunca trascenderá del espacio que le fue dado en aquel disco.

Entonces recordé porque me despertó tanto entusiasmo al oírla. En abril de este año viajaba a las ocho de la mañana en el tren, línea Sarmiento, desde Ramos Mejía a Capital Federal. Estaba molesto, llegaba tarde, iba apretado entre veinte personas y tenía mucho calor y sueño. Estaba de mal humor. Ni bien llegué a Once escuché ese tema (que en aquel momento formaba parte del mausoleo de mi reproductor de mp3) y me alegró el día, la caminata hasta el shopping Abasto donde me esperaban más de doce horas ininterrumpidas de labores como crítico de cine. Y esa canción me salvó el día.

SEXTO:

Me parece que el criterio de elección, arbitrario como se merece una elección de estas características, variará en otro momento de mi vida, o mañana, o nunca. Lo bueno es que existen miles y miles de canciones dando vueltas que nos repercuten en el alma.

Larga vida a esa otra música.

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Sísifo dice:

Hoy voy a hacer un poco de trampa, y voy a escribir después de haber leído el post de mi primo-amigo-compañero de blog, avisando que coincido casi a la perfección con los puntos uno y dos de su escrito, lo cual reduce un poco la longitud del que yo estoy escribiendo en este momento.

Mi carpeta de música en mi PC tiene en su interior unos dieciséis mil temas (debo reconocer que en realidad, sólo debo haber escuchado unos diez mil de ese total) lo cual hace de esta elección una empresa de proporciones paleontológicas. Pero, en vez de escuchar y revolver, decidí hacer la elección de una forma pasiva: seguir escuchando música normalmente, con cierta displicencia incluso, hasta que me descubra a mi mismo totalmente internado en una canción, y así, de forma totalmente subjetiva y dictatorial, elegir el tema e intentar descubrir lo que esa canción me generara.

El tema en cuestión vino a mi mente desde un disco que fue la banda de sonido de una de las películas más bellas que he visto en mucho tiempo. Muchas veces cuando un film es tan absorbente uno suele prestarle menos atención a ciertos detalles, siendo la música uno de ellos, (que en realidad no es detalle, sino algo harto importante). Aquel buen oyente que haya visto la película recordará que la música de Le Fabuleux Destin D'Amelie Poulain, compuesta por Yann Tiersen, es una obra maravillosa y con un sentimiento que pocos discos tienen. Es uno de esos soundtracks que pueden escucharse sin conocer el film, como obras totalmente independientes.

Como cuando uno despierta de golpe de un sueño al cual recuerda, así desperté de la hipnosis musical que me produjo una canción, bastante corta, de unos dos minutos. Dicha canción es una composición para piano, sólo piano, llamada “Comptine D'Un Autre Ete”. Si tuviera que enumerar que características del tema hacen que me guste tanto no creo que pudiera hacerlo. El sonido del piano es de por sí suave e intrigante, la melodía viene y va, una vez grave, otra vez más aguda, y las notas se escapan del piano como pequeños latigazos a la mente, al alma. Es una canción que me llena de un sentimiento extraño, me deja tenso y contento a la vez, animado y desdichado, alegre y triste, todo junto y paradójico, todo en una sola sensación.

Incluida en el medio de una obra tan maravillosa como la banda de sonido de Amelie, “Comptine…” puede parecer sólo una pista más, pero para mis oídos es una pequeña colina distintiva de las demás canciones del disco, maravillosa en su forma, hermosa en su melodía y atrapante para el oído.

Y en este punto también coincido con mi primo: esta elección seguramente variará con el paso de los días, y es probable que dentro de un tiempo me de cuenta de que podría haber elegido otro tema, otro que no escuché en ese momento justo, y que hubiese modificado mi decisión de manera arbitraria. Y todavía me quedan unos seis mil temas inexplorados que esperan ser escuchados en algún momento de mi vida. Y estoy muy seguro de que me sorprenderé muchas veces como para cambiar mi elección a medida que la música, esa otra música, se cuele en mis oídos.

Voices On The Dark Side - Dark Side Of The Moon A Capella


13 de septiembre de 2007


Matito dice:

Lo primero que surge de la versión que este grupo de voces sin instrumentos realiza sobre el álbum “Dark Side of the moon” es sorpresa. Estamos, señoras y señores, ante la epitome del concepto “conceptual” (valga y perdonen la redundancia). Todos saben que el disco de Pink Floyd es uno de los puntos cumbres de la música unida por el hilo conector de un concepto. No hablamos de simple música, es una obra de arte que mezcla la música para contar una historia, reflexionar sobre la vida, con sonidos cotidianos como relojes o campanas o monedas, con voces de un viejo que dice cosas al parecer incoherentes, pero cargadas de una significación enorme. De golpe pocas cosas parecían música, música era ESO.
Por eso, al igual que pasa en el cine con las remakes de películas gloriosas aggiornadas al nuevo canon estético vigente, hablar de una nueva versión de un disco entero (no un tema, sino la obra completa) es una apuesta arriesgada. Piensen esto: los Floyd ya lo dijeron todo en su momento con “Dark Side…”, desde la música al estilo de grabación, pasando por el arte de tapa. Es una de esas cosas que no van a volver a pasar. ¿Era necesaria una nueva versión?
Citemos dos fallidos intentos: “Dub side of the moon”, versión reaagge donde toda magia muere en los acordes de esa música. El álbum pierde urgencia y opresión, se convierte en una excusa para pasarla bien nada más. Y “Bossa´n Floyd”, que, si bien no reversiona todo el lado oscuro de la luna, convierte la discografía “floydiana” en canciones para telos baratos y salas de espera de consultorios.
Y ahí aparece “Voices on The Dark Side”, enarbolando la bandera de los que poseen buenas ideas, haciendo un disco conceptual de un disco conceptual, acaparando la paradoja inherente a su proyecto y eliminándola, creando algo nuevo a partir de algo que nunca dejó de serlo (prueben sino de escuchar Dark Side en distintos momentos de sus vidas, es un álbum que va creciendo día a día en su nicho de cd, vinilo, cassete o mp3). “Voices…” no es mejor o peor que su base tomada de Floyd, es distinto, es mágico, es una nueva sensación, es, tal vez, lo que Roger Waters y compañía quisieron mostrarnos en su momento y nadie entendió: si se hace un disco conceptual es para que no se tome como algo chato que muere al terminar el segundo final del último tema. Ese instante es el comienzo de algo nuevo, es para que lo usemos, es para que convirtamos esa música en algo nuestro. Perdonen la exageración de estas líneas, demasiadas palabras juntas. “Voices on The Dark Side” no merece una reseña, merece ser oído porque ninguna de las sensaciones que tengo yo al oírlo tal vez lleguen a ser las mismas que las suyas.
Y si pensaban que el tema original “The Great Gig in the Sky” era la metáfora musical por excelencia del acto sexual en el álbum “original”, lo que hacen en “Voices…” es una orgía, todo tan sensual, todo lleno de magia que corrompe cualquier mala experiencia que se haya tenido y culmina en un orgasmo que desemboca, indefectiblemente, en “Money”. Porque tanto “Dark side…” como “Voices…” no son canciones solamente, son componentes que forman un todo.

Una obra conceptual, que mas decir.
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Sísifo dice:

Uno suele ser bastante conservador con los discos y bandas que ama, y tiende a adueñarse de sus interpretaciones, de sus creaciones y a creer que son inamovibles. Sólo se puede acceder a una reversión cuándo esta proviene de la misma banda y hasta en esos momentos suele ser uno displicente y contradictorio.
Lo mismo me ocurrió cuando descubrí Voices On The Dark Side. Sin haberlo escuchado aún, creía que iba a ser una versión de las tantas que intentan remontar un disco desde la magia de otro y terminan enterrando sus versiónes en un fango pegajoso, del cual no se sale más. Puse el disco, me senté a escucharlo tranquilo.
Y durante casi 50 minutos creí que me habían inyectado algo, una emoción, pura, casi (no exactamente) la misma que experimenté la primera vez que escuché Dark Side Of The Moon de Pink Floyd. “Voices On…” es un disco tan lleno de luz como el original del cual nació. Las voces fluyen, van y vienen, en una marea musical gloriosa. La calidad de las entonaciones, la polifonía y los juegos de baterías vocales hacen de este disco una verdadera maravilla.
Pero todos estos datos son mas técnicos que lo que el disco genera. Los temas entran en uno y se van, dejando una pequeña erosión, que será retomada por el siguiente y así. La conceptualizad del disco se mantiene, y nos sigue contando lo mismo, y nos sigue maravillando y tocando ciertas partes de nuestra alma, nos mueven y movilizan.
Si bien uno no puede dejar de recordar el disco original a medida que va pasando “Voices On…”, este recuerdo no es perjuicioso, sino que nos permite darnos cuenta cada vez más de cuan bien está hecho el traspaso de un disco con instrumentos a uno puramente vocal.
Y esto casi me hace pensar en que la música va mas allá de quien la interpreta, sino que es bella por sí sola. Los genios creadores de “Dark Side” dieron fruto a un disco que es mágico por sí solo. Si bien hubo versiones para el olvido, esto no significa que el disco sea malo, sino los intérpretes de la versión fallida. Y gente talentosa como los de “Voices On…” son los capaces de tomar la materia prima musical, derivarla, cambiarla, cambiar sus ingredientes sin alterar su esencia y lograr un disco excelente.
La obra es una de esas que deben escucharse, no sin antes escuchar el original. Para entender la cronología, las ideas, las diferencias. Las comparaciones están mas allá, son cosas disímiles, distintas; pero iguales, comparten la esencia de su creación, la movilidad de los temas, la poesía de la lírica, y el toque psicodélico que siempre caracterizó a la banda.
Mas allá de que Pink Floyd es una (sino la principal) de mis bandas favoritas, este disco es uno de los que más me sorprendió en estos últimos años, considerando aún más que es del año pasado y que hace tiempo que la escena musical actual no nos brinda de un disco tan lleno de magia como este.


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Artista: Voices On The Dark Side
Album: Dark Side Of The Moon A Capella

01 - Speak To Me/Breahte
02 - On The Run
03 - Time
04 - The Great Gig In The Sky
05 - Money
06 - Us And Them
07 - Any Colour You Like
08 - Brain Damage
09 - Eclipse



 
   





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