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Frank Zappa


7 de agosto de 2007



Matito dice:


Vi a Frank Zappa por primera vez en el cine asignado del complejo cultural San Martín, en el centro porteño. Cubría en abril pasado el festival de cine independiente (BAFICI) y me sorprendió que exista una película con el nombre de “Frank Zappa´s 200 Motels”, así que me fui con el pase de prensa y fui a ver que historia había con este petiso de bigotes raros.

Flash back, junio del 2005, aburrido de escuchar siempre lo mismo voy y me compro “The man from Utopía”, de Zappa. Era uno de esos tipos a los cuales uno había oído nombrar pero que pocos habían oído de verdad. Me aventuré, y al principio no me quedé conforme. (Una traducción mesurada de “esto es una mierda”, con perdón del exabrupto) Con el tiempo fui tomándole el gustito, un personaje irónico para el medio, con letras psicodélicas y esa chapa de anti estrella.

Vuelta al 2007, vuelta a Zappa, al cual había abandonado en el 2006 como quien abandona un capricho momentáneo ya satisfecho. El documental es, en lo más llano de la expresión, un delirio. El músico aparece escasos minutos de la película, y el resto Ringo Starr (si, ESE Ringo) lo personificaba. Aparece Keith Moon, baterista fallecido de The Who, personificando una monja excitada, y el fabuloso grupo de Zappa, “Mothers”, los verdaderos protagonistas de la película.

Y esta cinta, en si, retrata la vida loca en una gira. Los pueblitos perdidos de norteamérica (así, sin mayúscula, ya se creen demasiado como para seguir agrandándolos), las groupies, el alcohol y la droga. Una película que hace del término psicodélia una exacerbación. Una maravilla a todo color con una ópera musical que le regala siete minutos a tema “pene” y sus diferentes acepciones. Una guasada, una burrada técnica, una obra maestra a la larga.

No voy a recomendar en estas líneas que escuchen tal o cual disco de Zappa, los hay muy buenos, los hay pésimos, pero no es un artista al cual se lo ame por un solo disco. Aconsejo la variedad, que nunca es mala, allí reside el gusto. Y Frank Zappa es un gusto adquirido.


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Sísifo dice:

Zappa es sin dudas una de las grandes figuras del rock que ha sido puesta un poco de lado. Si bien en el ámbito musical, la sombra de Zappa siempre estuvo presente; fue una figura un tanto antipopular, asi como su música y su forma de expresarse por esta vía.
La música de Zappa es algo distinto, algo peculiar. Su rock, que a veces toma bases del blues, a veces del jaz y a veces es imposible de encasillar en un estilo, es uno de los tantos aportes importantes a la cultura musical rockera. Lleno de matices, con muchos instrumentos y el virtuosismo de sus músicos, Zappa es un artista que no debe dejar de escucharse.
Mi primera aproximación a Frank fue cuando escuché "Hot Rats" un excelente disco, uno de los más celebrados, que tiene aquella memorable pista "Willy The Pimp" con una entrada de violín sencillamente fascinante y un solo de guitarra asesino y lleno de poder, una joya dentro de la cultura Zappa. El disco abre con "Peaches In Regalia" un instrumental que se abre a la psicodelia dentro de una estructura garantizada y concisa. El resto del disco es muy bueno, con muchos minutos instrumentales y mucha Zappada (una redundancia excepcional). "The Gumbo Variations" una pista de casi 17 minutos, es un tema gradual, que sube y varia (como el nombre lo indica) a medida que crece pro sobre la melodía, terminando con una especie de éxtasis intuitivo, un final abrupto que deja el tema bien cerrado. "It must be a Camel" la última pista del disco, es un Jazz potente, con accesos lujuriosos de distorsión, y mucha disonancia como Frank sabía lograr.
Mas allá de este excelente disco, la vasta obra de Zappa es realmente un nuevo universo. Uno cree que ya ha escuchado a Zappa hasta que nos llega un disco que no conocía y vuelve a sorprender. Conocer, comprender y apreciar a Zappa lleva su tiempo, su pàrticular creación es tan única que puede parecer obtusa y facilista al principio.
Pero cuando afinamos el oído, y descubrimos la magia en su música, resulta un artista imposible de dejar de escuchar.
 
   





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